Si tienes vida, tienes oro y; por lo tanto, un tesoro. Esa vida necesita cuidados y un regadío constante. Aunque a veces no seas consciente, nuestra benefactora estrella nos alimenta con sus invisibles rayos de magia. No siempre serán beneficiosos si nos empecinamos en tomar sin permiso y por vanidad más de la cuenta. Pero indiscutible también es su belleza. Es el en estado más salvaje.

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